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Estado del medio ambiente en Europa

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Contexto - Este informe, El medio ambiente en Europa: estado y perspectivas 2015, tiene por objeto proporcionar a los responsables políticos y a los ciudadanos una evaluación exhaustiva de nuestros avances hacia la meta de la sostenibilidad medioambiental, en general, y hacia objetivos políticos específicos, en particular.

Este es un resumen fiel del informe publicado en 2015 por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA): "The European Environment: State & Outlook 2015. Synthesis Report " 

  • Fuente:AEMA (2015)
  • Resumen & Detalles: GreenFacts
Ultima actualización: 20 septiembre 2015

¿Cuál es el estado del capital natural de Europa?

Pese a que una menor contaminación se ha traducido en notables mejoras de la calidad del aire y el agua en Europa, todavía hay que avanzar mucho más para lograr unos ecosistemas acuáticos sanos. El capital natural europeo se sigue degradando a causa de actividades socioeconómicas como la agricultura, la pesca, el transporte, la industria, el turismo y la expansión urbanística y, por lo tanto, aún no se protege, conserva y fomenta en la medida necesaria para alcanzar los objetivos de la visión para 2050. La biodiversidad sigue corriendo peligro, y Europa no parece encaminada a cumplir su compromiso general de detener la pérdida de biodiversidad antes de 2020, a pesar de que algunos objetivos más específicos sí se han abordado con éxito.

La pérdida de las funciones del suelo, su degradación y el cambio climático siguen siendo problemas de primer orden que ponen en riesgo los flujos de bienes y servicios medioambientales que sustentan la producción económica y el bienestar europeos. Según las previsiones, los efectos del cambio climático se intensificarán en el futuro, aumentando las presiones sobre los ecosistemas, y las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad se mantendrán.

¿Cuál es el estado de las políticas medioambientales en Europa?

En 2015, Europa se encuentra más o menos a mitad de camino entre la puesta en marcha de las políticas medioambientales comunitarias a principios de la década de 1970 y su visión para 2050 de “vivir bien, respetando los límites de nuestro planeta”. Esta visión, expuesta en el 7oPrograma de Acción en materia de Medio Ambiente, se describe de la siguiente manera:

“En 2050, vivimos bien, respetando los límites ecológicos del planeta. Nuestra prosperidad y nuestro medio ambiente saludable son la consecuencia de una economía circular innovadora, donde nada se desperdicia y en la que los recursos naturales se gestionan de forma sostenible, y la biodiversidad se protege, valora y restaura de tal manera que la resiliencia de nuestra sociedad resulta fortalecida. Nuestro crecimiento hipocarbónico lleva tiempo disociado del uso de los recursos, marcando así el paso hacia una economía segura y sostenible a nivel mundial.”

Una mayor definición de los retos medioambientales a los que se enfrenta el continente y sus interconexiones con los sistemas económicos y sociales en el marco de un mundo globalizado implica una conciencia más clara de que los conocimientos y enfoques de gobernanza actuales no son adecuados para abordarlos. El reciente cambio en el marco político hacia una perspectiva más sistémica del capital natural es un paso importante de cara a la aplicación de enfoques integrados de gestión.

¿Qué avances se han realizado para lograr una economía eficiente, baja en carbono?

La reciente incorporación del uso eficiente de los recursos y la economía baja en emisiones de carbono a las prioridades de las políticas comunitarias se asienta en el convencimiento de que el modelo actual de desarrollo económico, basado en un uso cada vez más intenso de los recursos y en las emisiones nocivas, no es sostenible a largo plazo. Sin embargo, las tendencias a corto plazo arrojan una visión más halagüeña.

Las emisiones de gases de efecto invernadero han descendido en Europa un 19 % desde 1990, a pesar de que la producción económica ha aumentado un 45 %., aunque se necesita una reducción mayor para lograr una economía baja en carbono. El consumo de combustibles fósiles ha disminuido, y también se han reducido algunas emisiones contaminantes del transporte y de la industria. Cifras más recientes indican que el uso total de recursos por parte de la UE ha disminuido en un 19 % desde 2007. Se generan menos residuos y se recicla más en prácticamente todos los países, si bien Europa sigue estando lejos del ideal de una economía circular, donde nada se desperdicia. Sin embargo, la transición hacia una economía baja requiere una mayor reducción de las emisiones, y las medidas actuales son insuficientes para alcanzar una reducción del 40 % de aquí a 2030, que es el porcentaje mínimo propuesto por la Comisión Europea.

¿Cómo se protege la salud pública contra los riesgos medioambientales?

A pesar de las notables mejoras de los últimos años, siguen siendo muchos los problemas de carácter medioambiental que afectan a la salud. Además de los ya existentes, tales como la contaminación acústica, atmosférica y del agua, se plantean nuevos riesgos sanitarios. Estos se asocian a las dinámicas medioambientales y socioeconómicas a largo plazo, los cambios en el estilo de vida y las pautas de consumo, y la rápida incorporación de nuevos productos químicos y tecnologías. Por añadidura, las diferencias en las condiciones socioeconómicas y medioambientales fomentan las desigualdades generalizadas en materia de salud.

¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta Europa y cómo pueden abordarse?

Son varios los factores que contribuyen a la disimetría entre los esfuerzos realizados para reducir las principales presiones ambientales y el consiguiente aumento de la resiliencia de los ecosistemas:

  • Puede producirse un desfase entre el cambio de las presiones y la mejora del medio ambiente.  
  • Las reacciones, interdependencias y bloqueos de los sistemas medioambientales y socioeconómicos pueden socavar los esfuerzos.  
  • Los cambios en los patrones de exposición y en las vulnerabilidades de la población motivados, entre otros factores, por la urbanización, pueden contrarrestar las reducciones de las presiones.  
  • Los sistemas insostenibles de producción y consumo, causantes de muchas presiones medioambientales, también aportan distintos beneficios, como empleos e ingresos, lo que puede provocar rechazo ante el cambio.  

Posiblemente los retos más complejos de gobernanza en materia medioambiental a los que se enfrenta Europa obedecen a la creciente globalización de los detonantes, las tendencias y los impactos medioambientales, que, por lo tanto, quedan fuera del control directo de las políticas medioambientales comunitarias.

El anterior informe de “estado y perspectivas” de la AEMA hacía hincapié en la necesidad imperiosa de que Europa adoptase una estrategia mucho más integrada para abordar los problemas persistentes de carácter sistémico en el ámbito medioambiental. Se han producido algunos avances en ese sentido, pero todavía queda mucho por hacer para alcanzar la visión para 2050.

El éxito de Europa en la transición hacia una economía verde dependerá en cierta medida de lograr un equilibrio adecuado entre cuatro pilares: la mitigación de los impactos conocidos unida a la creación de oportunidades socioeconómicas, la adaptación a los cambios climáticos y de otra índole previstos mediante una mayor resiliencia, la evitación de posibles perjuicios para las personas y los ecosistemas mediante medidas cautelares y preventivas, y la restauración de la resiliencia de los ecosistemas y la sociedad mediante la mejora de los recursos naturales, fomentando así el desarrollo económico y la lucha contra las desigualdades sociales.


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