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Recursos Hídricos

6. ¿Cómo se podrían gestionar los recursos hídricos de forma sostenible?

  • 6.1 ¿Cuáles son los obstáculos para la gestión sostenible del agua?
  • 6.2 ¿Cómo usar el agua de manera más eficiente y sostenible?

6.1 ¿Cuáles son los obstáculos para la gestión sostenible del agua?

Existen una serie de factores que dificultan el desarrollo sostenible de los recursos hídricos, como el cambio climático y la variabilidad natural del recurso, así como las presiones provocadas por las actividades humanas.

La combinación de estos factores aumenta la competencia por el agua y conduce a grandes insuficiencias en el suministro del agua. Sin embargo, el problema fundamental es que la visión a largo plazo necesaria para llevar a cabo prácticas sostenibles se ve eclipsada por la búsqueda de beneficios económicos a corto plazo y por factores políticos. Lo ideal sería que los gestores tuvieran en cuenta las mejores prácticas actuales y los últimos avances tecnológicos para elaborar planes hidrológicos.

Los científicos deben convencer a los responsables de la política de que sus recomendaciones son pertinentes para conseguir que las pongan en práctica. Para afrontar los retos de la gestión sostenible de los recursos hídricos se necesitarán soluciones punteras, así como un aumento de los fondos destinados a la recopilación de información.

A menudo no se comprenden bien los procesos e interacciones entre los diversos elementos del ciclo del agua, como la lluvia, la nieve, la humedad del suelo, la evapotranspiración y el deshielo de los glaciares. Esto hace que sea difícil desarrollar estrategias exhaustivas para proteger los recursos hídricos. Se necesitan métodos de evaluación más completos

Resulta relativamente fácil predecir y encontrar soluciones para las diferencias anuales y estacionales en los caudales de agua a partir de las mediciones a largo plazo realizadas en distintos lugares. Sin embargo, es mucho más difícil predecir cuáles serán las variaciones a largo plazo en las próximas décadas. Las aguas subterráneas se podrían utilizar durante períodos de sequía largos, mientras que los excedentes de escorrentía podrían servir para recargar los acuíferos.

Sin embargo, la información fiable sobre las aguas subterráneas en muchos países en desarrollo es escasa, especialmente en Asia y África, donde los programas de vigilancia se han reducido drásticamente.

La mayoría de los países en desarrollo no vigilan adecuadamente la calidad de sus aguas, lo que plantea importantes problemas de salud pública. La información sobre el consumo, la contaminación y la extracción de agua a nivel mundial todavía es insuficiente.

La mala calidad del agua y la escasez de suministros pueden tener un impacto negativo sobre el desarrollo económico, la salud pública y las condiciones de vida.

Los cambios en el paisaje, como el crecimiento urbano, la desaparición de los humedales, la deforestación, la construcción de carreteras y la minería a cielo abierto alteran el flujo natural del agua, provocan cambios en los ecosistemas y dificultan la gestión del agua. Además, dificultan la determinación de los impactos locales y regionales del cambio climático sobre los recursos hídricos, que ya es complicado de por sí dada la escasez de información.

Sabemos bastante sobre los efectos de la contaminación y de la extracción excesiva de agua de los acuíferos y de los ríos, los lagos y los mares interiores. Para luchar contra estos efectos será necesario un aumento sustancial de la financiación en la mayoría de los países en desarrollo.

En la actualidad se están incluyendo prácticas más sostenibles en los nuevos programas de agua, lo cual es motivo de esperanza. Más en inglés…

6.2 ¿Cómo usar el agua de manera más eficiente y sostenible?

Deberíamos esforzarnos más por utilizar mejor los recursos naturales existentes, controlar la demanda y reducir las pérdidas, así como por lograr una mayor eficiencia en la gestión del agua.

A las técnicas habituales, como el almacenamiento de la escorrentía, se están sumando otras como la desalinización y la recarga de los acuíferos. En algunos países muy áridos se extrae el agua de la tierra aunque no se renueve después.

La mayoría de las empresas suministradoras de agua se centran más en desarrollar las infraestructuras que en gestionar la demanda. Para conseguir una reducción de la demanda será necesario modificar los patrones de comportamiento de personas y organizaciones, además hará falta un compromiso político para implantar una gestión racional del agua.

Los países han respondido a la situación actual con nuevas leyes, nuevas técnicas y la aplicación de los conocimientos locales. Evaluar periódicamente las cuencas y los acuíferos reportará beneficios económicos, sociales y medioambientales.

Se prevé que el cambio climático provocará una mayor inestabilidad meteorológica con mayores variaciones en las precipitaciones, lo que puede reducir las cosechas y causar una escasez de agua generalizada. Con el fin de evitar o reducir las consecuencias perjudiciales, es necesario un enfoque global que tenga en cuenta todos los aspectos del ciclo del agua.

Los recientes enfoques integrados de la gestión de los recursos hídricos contemplan las relaciones entre el ciclo del agua y los ecosistemas. Estos enfoques necesitan información completa y deberían también tener en cuenta factores sociales, económicos y medioambientales.

Los programas de conservación que intentan reducir la demanda de agua se distancian del planteamiento habitual, por el que toda el agua se considera disponible, promueven la sensibilización, así como la eficiencia y la equidad en la utilización del agua. No ha sido fácil implantar programas de conservación, a pesar de que pueden reportar beneficios económicos a las plantas de suministro y de tratamiento de las aguas, así como a los sistemas de eliminación de aguas residuales. También ayudan a mantener los ecosistemas y reducen la contaminación del agua dulce.

Los programas que se centran en la gestión de la demanda hacen hincapié en las medidas para fomentar un menor uso por parte de los consumidores y un menor número de fugas en las redes de distribución de agua. Estas fugas pueden ocasionar la pérdida de entre el 40% y el 70% del agua del sistema de suministro.

El uso por parte de los consumidores podría disminuir hasta un 40% una vez que se implanten medidas de conservación en los hogares. Estas cifras indican que, si se aplicaran más programas de conservación, algunas inversiones a gran escala en plantas y equipos podrían no ser necesarias.

En los últimos años se ha comenzado a estudiar el uso potencial de los recursos hídricos, con miras a mejorar la equidad social y la salud de los ecosistemas, entre otros aspectos. Para llevar a cabo dicho análisis es necesario que numerosas estaciones de vigilancia en todo el mundo proporcionen datos fiables sobre el agua. Sin embargo, las inversiones en estaciones de este tipo han disminuido considerablemente desde mediados de los ochenta, sobre todo en África y en Europa del Este.

En la mayoría de los continentes, la evaluación de los recursos hídricos es cada vez menos centralizada y más enfocada a las cuencas hidrográficas. Este enfoque siempre tendrá que hacer frente a cuestiones como la competencia y la soberanía, pero recopilar información sobre los recursos hídricos en las cuencas compartidas por varios países mejorará el desarrollo económico, los medios de subsistencia y la salud de los ecosistemas, beneficiando a todos los interesados. Más en inglés…


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